El personal sanitario explica al paciente cómo se desarrollará la intervención. A continuación, se coloca al paciente y el radiólogo procede a realizar varias inyecciones en las zonas del cuerpo que presentan dolor aplicando anestesia local (excepto en el caso de la infiltración de plasma rico en plaquetas). Estas inyecciones bajo control radiológico tienen como objetivo aliviar a las personas que presentan tendinitis, artritis, capsulitis, bursitis, tenosinovitis, hernia discal o compresión radicular, principalmente.
Los productos empleados para las infiltraciones son la cortisona y el plasma rico en plaquetas o PRP. Los corticoesteroides, conocidos por su potente efecto antiinflamatorio, permiten aliviar un gran número de dolores. El PRP se obtiene a partir de sangre del paciente. Estimula la cicatrización y la curación, especialmente en casos de tendinitis y bursitis.
Por su parte, la trituración de las calcificaciones tendinosas con anestesia local también supone un gran alivio para los pacientes. El examen consiste en fragmentar, lavar, aspirar y retirar, con ayuda de dos agujas, la mayor parte de la calcificación que provoca dolor en un tendón.